La fotografía en blanco y negro de ciudades captura la esencia de la urbe de una manera única y atemporal. Cada edificio, calle y rincón cobra vida a través de contrastes profundos y sombras evocadoras. La ausencia de color resalta las formas y texturas, permitiendo que el espectador se concentre en la arquitectura y el dinamismo del entorno. Las imágenes en este estilo a menudo transmiten nostalgia y melancolía, llevando al observador a reflexionar sobre la historia y el carácter de cada lugar. La belleza de lo cotidiano se revela, transformándose en arte visual que trasciende el tiempo.